Desde el brillo de las estrellas lejanas hasta las indivisibles moléculas del agua, el ser humano siempre ha intentado entender el mundo que le rodea. Sobre todo, aquello que no se puede observar a simple vista. Es el caso del acero que cubre las fachadas de algunos edificios: al tacto es liso, pero si se observa a través de un microscopio, la superficie es porosa y se asemeja más a una esponja que a un folio. Este descubrimiento forma parte de la XVII edición de la Semana de la Ciencia, organizada por la Fundación para el Conocimiento madri+d, y que desde ayer se celebra en la capital (hasta el 19 de noviembre; puede consultarse el listado y hacer las reservas de algunas exhibiciones en www.madrimasd.org).
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